sábado, mayo 12, 2018

Las horas más críticas de Álvaro Henríquez



El Mercurio

Desde octubre estuvo seis veces internado -la última, durante un mes- por una insuficiencia hepática crónica que derivó en un trasplante que le realizaron la semana pasada. El cirujano que lo operó asegura a "Sábado" que el músico estuvo al borde de la muerte, su hermano Gonzalo y la pareja del líder de Los Tres recuerdan los duros meses previos a la intervención, la angustia por la espera de un donante y hablan sobre el posible regreso al escenario del cantante.

Por RODRIGO MUNIZAGA Y SEBASTIÁN CERDA

Gonzalo Henríquez cuenta que recibieron el primer llamado del 1 de mayo pasado muy temprano. Eran las siete de la mañana cuando sonó el teléfono y le comunicaban, desde la clínica Las Condes, que existía la posibilidad de que sucediera el trasplante para Álvaro, de 48 años, pero que debían verificar que fuera compatible. Su hermano mayor, el líder del grupo Los Tres, la figura más influyente de la música chilena en los últimos 25 años, estaba desde el 23 de febrero en lista de espera nacional por un donante de hígado. Su estado era crítico: en medicina se utiliza la escala MELD para medir la severidad de una enfermedad hepática crónica y Henríquez llegó a puntuar 32, lo que implicaba más de un 50% de posibilidades de morir tres meses después.

El segundo llamado llegó a las 10:30 horas y Gonzalo Henríquez, 46 años, también músico y de un notable parecido físico a su hermano, lo recuerda una semana más tarde, en una pequeña sala de la clínica, hablando "en nombre de la familia" con "Sábado":

-Nos dijeron que viniéramos a la clínica (Las Condes). Nos demoramos un poco en llegar, porque vinimos en un auto nuestro. Álvaro se perdía un poco, pero estaba más bien lúcido, quería que sucediera, estaba consciente de lo que tenía que hacer y lo que se venía. Siempre estuvo disponible para hacer caso en lo que había que hacer para el trasplante. Llegó con movilidad reducida, porque subirse a un auto y venir a la clínica era lo máximo que hacía en este período en que tenía que controlarse.

La movilidad reducida a la que se refiere el menor de los Henríquez Pettinelli fue literal: el autor de "Déjate caer" pasó las semanas previas al trasplante encerrado en su casa en Ñuñoa, bajo los cuidados de su pareja de hace tres años, Carolina Hernández -36 años, dueña de una empresa de servicios integrales dedicada al aseo industrial-, con quien vive. La advertencia era de estricto reposo y de no recibir visitas, porque un simple virus externo podía agravar el deteriorado estado de salud del músico.

-El nivel de higiene fue muy estricto en la casa, con visitas restringidas y si alguien se enfermaba, tenía que irse. Estuvo casi aislado, transformamos la pieza para que tuviera todo a su alcance. No pasaba todo el día acostado, pero sus energías se agotaban rápidamente y volvía a reposar -cuenta Carolina Hernández, hablando por primera vez sobre la salud de su pareja.

El tercer llamado que recibieron el 1 de mayo fue a la una de la tarde, cuando Álvaro Henríquez entró a pabellón: un procedimiento que tardó ocho horas y del que no se enteraron los medios de comunicación -la noticia se difundió al día siguiente- ni tampoco los amigos del cantante, sino solo su familia más cercana.
Su pareja recuerda el ingreso del músico al pabellón:

-Entró tirando la talla. "No sé si te vuelvo a ver", me dijo. A un doctor le dijo: "Después te firmo el autógrafo". Se lo ha tomado de buen humor, sin amargura.

El cantante permanece en la UCI y el martes pasado fue sometido a un procedimiento quirúrgico para revisar que su nuevo hígado funcionara bien. Carolina Hernández comenta que saben que los próximos tres meses serán muy importantes.

Erwin Buckel, jefe de trasplantes de la clínica y quien lideró la cirugía, explica la situación que enfrentaba el cantante:

-En los días previos al trasplante, podría haber tenido un cuadro infeccioso, una hemorragia digestiva, una descompensación grave de su insuficiencia hepática y haber fallecido en el muy breve plazo, sin duda. Doy fe de que este hombre ha seguido un vía crucis terrible. 19 de enero de 2018. Festival del Verano de Talagante. Ana Tijoux termina su presentación y es el turno de Los Tres. Pasan 20 minutos y la banda no aparece sobre el escenario. Cuando lo hacen, Álvaro Henríquez se mueve con lentitud, interpreta parte de la letra de las canciones y el público comienza a pifiar. "¡Ya pos, hombre, canta!", le gritan. Al quinto tema, se retiran del escenario y camino de salida, un periodista de la municipalidad lo aborda para entrevistarlo.

-Álvaro, ¿no te parece impresentable venir así, en estas condiciones, a trabajar? -le dice, increpándolo, en un video grabado por el funcionario que aún está disponible en YouTube.

-Súper impresentable. Pero estái peor vos, sí -responde el músico, quien esa noche sufría una encefalopatía hepática, dice su doctor tratante, patología que incluye desorientación y dificultad para hablar, entre otros síntomas.

-Pero te están pagando por venir a hacer un espectáculo, es un trabajo -insiste el periodista.

-Ya, ¿y? -le responde Henríquez.

-Me refiero a las condiciones, presentarse borracho -lanza el funcionario municipal.

-¿Por qué no te vái a la conch...? -responde el cantante.

-¿Es la forma de tratar a quienes te contratan? -lanza el periodista, mientras la pareja del cantante le pide un poco de respeto al funcionario.

Ya en al auto, testigos relatan que el alcalde de Talagante, Carlos Álvarez, se acercó al músico y le dijo: "Te digo altiro a ti en la cara..., que te pague el Viejito Pascuero, porque no te daré ni un peso". Al día siguiente, el video de la presentación se difundió en todos los noticiarios y el edil anunció acciones legales contra la banda. Pero no se concretaron, cuentan hoy en el municipio. Eso sí, la factura con el cobro por el show fue rechazada y en Talagante no pagaron por el espectáculo.

21 de enero de 2018. Fiesta Costumbrista Trilla a Yegua Suelta, en la localidad de Calle Larga, en Los Andes. Se presenta el grupo Garras de Amor y luego es el turno de Los Tres. Han llegado algunos periodistas a cubrir el evento, luego de la polémica de hace dos días. La presentación avanza sin grandes contratiempos, aunque Henríquez se limita a un "bien, gracias" cuando la prensa le pregunta por su salud.

-Tras lo de Talagante nos pusimos nerviosos, pero la mánager me dijo que pasara lo que pasara llegarían al evento -recuerda el alcalde de Calle Larga, Nelson Venegas-. Él estaba retraído, pero hizo un show bastante bonito. Se mantuvo de pie todo el tiempo y subí a entregarle un premio que recibió de buena forma. Pero se veía cansado -agrega el edil sobre la que, hasta hoy, es la última presentación de Álvaro Henríquez, que finalizó con un cover del corrido mexicano "Jefe de jefes".

En ese contexto, los shows de Los Tres fueron cancelados -como Vive Latino-, y el de Álvaro Henríquez en La Cumbre del Rock Chileno. El organizador del evento, Juan Andrés Ossandón, dice que ya a comienzos de 2017 algunos amigos le habían comentado de la delicada salud del cantante.

-Gente en común me decía que estaba muy solo, que se quedaba hasta demasiado tarde en la sala de ensayo. Y cuando ocurrió lo de Talagante, me hizo sentido que él estaba mal de salud. Entonces le escribo a Claudia (Schlegel, mánager del músico) para saber si Álvaro estaba como para tocar. Durante tres días tuvimos muchas llamadas y él quería estar en la Cumbre y los médicos se oponían absolutamente -comenta Ossandón, quien finalmente acordó con la mánager que lo preferible era bajarlo del show.

Por esos días, Henríquez tuvo que lidiar con otro golpe duro, tanto en lo personal como profesional: el quiebre definitivo con su representante de los últimos 12 años, Claudia Schlegel, quien en noviembre ya le había anunciado que dejaría de trabajar con él por la muerte de su madre y por estrés laboral, cuentan testigos de esas conversaciones. Desde entonces, Schlegel y Henríquez no volvieron a verse y la comunicación fue solo telefónica, con la condición de seguir juntos hasta marzo. Pero el incidente de Talagante precipitó el quiebre: en el entorno de Schlegel dicen que ella no estaba de acuerdo en que se presentara, dada su salud. Pero la trama terminó siendo más compleja.

En la página del Instituto Nacional de Propiedad Industrial, Inapi, figura que el 30 de enero de 2018 Ricardo Morales Chandía, pareja de Schlegel, inscribió la marca "Los Tres". El nombre estaba sin dueño, luego de que el 18 de agosto de 2016 venciera la inscripción que Álvaro Henríquez hizo el 17 de noviembre de 2005 y no la renovara. La misma página web de Inapi informa que el 14 de febrero de este año, Henríquez inscribió a su nombre las marcas "Los Tres" y "Los Tr3s" y su publicación en el Diario Oficial fue a comienzos de marzo. El registro, además, indica que la presentación de Morales Chandía para ser propietario de la marca quedó sin efecto, luego de que Gonzalo y Álvaro Henríquez lo confrontaran y Morales les explicara que no continuaría con el proceso.

-Lo que puedo confirmar es que Álvaro ya no trabaja con su mánager histórica, Claudia Schlegel. Pero preferiría no explayarme en la cosa laboral, porque creo que forma parte de otro tema -responde Gonzalo Henríquez sobre el conflicto que hubo por la marca "Los Tres".

En el entorno del músico, eso sí, confirman que ese incidente gatilló el punto de quiebre con la representante. Cercanos a Schlegel dicen que "se trató de una tontera, un arrebato que hizo Ricardo para que Álvaro reaccionara por la falta de valoración que tenía por él". Y afirman que "nunca hubo intención de quedarse con la marca".

El caso médico de Álvaro Henríquez fue presentado a la Comisión de Trasplante en noviembre, pero su doctor ya le había advertido que debía cumplir con varios requisitos: evaluaciones completas, exámenes que tienen que ser repetidos con cierta regularidad y un período de abstinencia de alcohol mínimo de seis meses, que debía supervisar un psiquiatra especialista en adicciones para que certificara la adhesión al régimen.

"Tenía un daño hepático crónico producto de una adicción al alcohol de muy larga data", explica el cirujano tratante Erwin Buckel. Al menos dos veces fue internado -reconocen integrantes del staff de Los Tres- y en los últimos shows de la banda se habilitaba un camarín especial para él, precisamente, para que no hubiera alcohol. La dinámica de trabajo también incluía que tras una presentación, Henríquez se retiraba a su casa, para evitar una recaída.

-Los seis meses en abstinencia son antes de entrar en lista de espera. Luego, hasta el trasplante, el paciente debe estar en una abstinencia demostrable y comprobable. Si él no hubiera hecho lo que hizo y sin las asistencias que tuvo, desde el punto de vista de la integralidad de su tratamiento, Álvaro en este momento estaría fallecido -asegura Erwin Buckel.

El hermano menor de Henríquez dice que el cantante ha pasado "por distintos procesos" de abstinencia a lo largo de su vida, pero que fue una visita médica, en noviembre del año pasado, el que lo remeció a él y a su familia.

-Ya no podía seguir con hábitos, en general, de alimentación y consumo. Él estaba en un proceso de limpieza. Creo que llegó a un punto en que había que tomar decisiones más radicales -reconoce Gonzalo Henríquez.

Noviembre fue el mes clave para el artista, el momento en que partió con una curva descendente de su salud, los chequeos médicos y los ingresos a clínicas, como el de septiembre del año pasado, cuando Claudia Schlegel lo llevó hasta la clínica Indisa porque al compositor le sangraba la nariz más allá de lo razonable, y el médico le dijo que era un problema hepático. Carolina Hernández recuerda que ella intentó cambiar el régimen alimenticio de su pareja:

-Traté de que comiera vegetariano, él empezó a hacer pesas, muy motivado, pero nos llamaba la atención que no bajara de peso. Pensamos en ir a un nutricionista, pero luego supimos que se trataba de algo de su hígado. Nos cambió la vida de un minuto a otro. Al comienzo lo vivimos nosotros dos, fue un pacto de silencio. Luego fue decirle a su hermano (Gonzalo) que estaba partiendo un tratamiento. Pero la enfermedad fue progresando. La postura de ambos fue "esto no nos va a ganar". Álvaro es fuerte.

Como el cantante tenía un puntaje 32 en la escala MELD, el doctor Buckel explica que hubo que someterlo a tratamientos para bajar esa puntuación, porque no podía ser intervenido con una salud tan precaria. En el caso del músico, además, debía esperar por un donante del grupo B positivo. Se estima que solo una de 12 personas pertenecen a ese grupo de sangre, lo que hacía más difícil el pronóstico para él. Pero terminó siendo todo lo contrario, cuenta la pareja del artista: al ser tan específico el donante que se buscaba, asegura ella, la lista tenía a cinco personas y el líder de Los Tres era el caso más grave.

-Siempre he estado positiva, con esperanza y nunca pensando que no va a resultar. Cuando supe que había un donante fue una mezcla de emociones: estaba feliz, con miedo, pero también con pena por una familia que al mismo tiempo que nosotros estaba enfrentando una pérdida -recuerda Carolina Hernández, a una semana de la intervención y al teléfono desde la clínica-. Para mí era la posibilidad de seguir con la persona que amo. Sea quien sea esa familia, quiero que sepan que agradezco la generosidad, porque al esperar un trasplante aprendes a valorar la importancia de ser donante.

Álvaro Henríquez cumplió 48 años el 18 de octubre pasado, grabando una canción. Desde las seis de la mañana de ese día comenzó a llamar a su equipo para registrar percusiones de un tema que ya estaba casi armado. El productor Gonzalo González, el fotógrafo Carlos Muller y un roadie fueron parte de los citados. Que llamara tan temprano, recuerdan testigos, era extraño, pero el cantante no le dio importancia ni se disculpó. En su círculo sabían que estaba con problemas de salud, pero no les contó la gravedad del daño hepático que ya estaba debilitándolo, al punto de quedarse dormido de improviso. Así, esa mañana pidió que lo fueran a buscar a su casa y lo encontraron durmiendo en un sillón. Al llegar a CHT Estudios, en Ñuñoa, y tras algunos registros del baterista Boris Ramírez, volvió a dormirse y prefirieron no despertarlo. Su abdomen lucía abultado, pero su cara no, recuerdan.

Cerca de las cinco de la tarde su mánager, Claudia Schlegel, llegó con una torta y luego apareció Gonzalo Henríquez y su madre. Unas bebidas, nada de alcohol y muy pocas personas. La tónica de estos meses: su círculo se fue reduciendo cada vez más y solo sus familiares directos sabían que se estaba evaluando un trasplante de hígado. Un círculo compuesto por sus hermanos Ximena y Gonzalo, su madre -Juana-, su hija Olivia -de 14 años, de su relación con la actriz Mariana Loyola- y su pareja con los dos hijos de ella.

Un cercano a Roberto "Titae" Lind cuenta que el bajista de Los Tres se enteró del trasplante el mismo 1 de mayo, pese a ser el único integrante original del grupo que se ha mantenido junto a Henríquez. El exbaterista, Francisco Molina, es conciso y dice a "Sábado" que le desea "que se recupere pronto" y que, como Lind, se ha enterado de la operación y de sus avances "por la prensa". Ángel Parra, quien a fines de 2013 renunció a Los Tres y luego se enfrascó en discusiones con Henríquez -"Salir de Los Tres fue una bendición", dijo el guitarrista, mientras Álvaro replicó con un "nos tenía cansadísimos"- optó por no hablar para este reportaje.

En noviembre del año pasado la grabación del nuevo disco de Los Tres, Por allanga, entró en receso. El ingeniero y productor del álbum, Gonzalo González -que colabora con Henríquez desde el disco homónimo de la banda Pettinellis, otro de los proyectos musicales del cantante-, cuenta que para el sucesor de Por acanga (2015) esperaban una colaboración de Meme del Real, integrante de Café Tacvba, que tardó en llegar y que se sumó al declive de salud del músico.

-Lo veía súper cansado y un poco menos asertivo que de costumbre, aunque con la genialidad de siempre. No es secreto que él siempre ha tenido la mayor parte de la responsabilidad creativa y estética de Los Tres, al menos en los últimos diez años; entonces, él lleva una mayor carga emocional y de tiempo -explica González.

La idea de que Henríquez vuelva a la música es algo que el cirujano que hizo el trasplante, Erwin Buckel, afirma que dependerá de su evolución, pero que es factible que ocurra durante el segundo semestre. El cantante, hasta el día antes de la operación, se mantuvo leyendo sobre música y pensando en canciones, cuenta su pareja.

-Tiene ganas de seguir creando, ha leído mucho, la guitarra siempre estuvo cerca de él, aunque su fuerza no era la suficiente para desplazarse, pero no dejó de estudiar -cuenta Carolina Hernández, quien dice que el músico ha estado durante estos días regresando del coma inducido y, aunque puede hablar, "está entre este planeta y otro" y aún no puede mantener una conversación fluida.

-Álvaro está contento, siempre vio esto como una oportunidad de "hacer la vida tal como la quiere vivir", disfrutar de las cosas simples, hacer un viaje tras esto -comenta Hernández. Eso sí, antes de entrar al quirófano, el músico le repitió más de una vez la misma idea, un sueño que esperaba concretar al despertar de la intervención médica:

-Dijo que quiere volver a subirse a un escenario y va decirles a todos: "¿Pensaban que me iba a morir, los hue...? Aquí estoy".


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